Redefiniendo el IQ
- Enrique Buendía
- 13 may 2024
- 6 Min. de lectura

El IQ es la medida por excelencia que nos indica qué tan inteligente es una persona, el promedio de la raza humana anda entre 110 y 120, por encima o por debajo de dicho intervalo, se considera una persona con deficiencia o por el contrario, una persona superdotada. Se dice que Einstein tenía un coeficiente de entre 200 y 220, por dar un ejemplo. Este coeficiente que sin duda está ligado al pensamiento lógico- matemático-espacial; mide también, como lo sabemos todos los que hayamos hecho exámenes de admisión o pruebas de aptitud, la capacidad de síntesis, la capacidad de relacionar cosas inconexas, de organizar pensamientos, y de almacenar conocimientos. Y aunque hoy en día ya se hablan de 9 distintos tipos de inteligencias como la emocional, la espiritual, y la social, prima sobre todas la lógico-matemática-espacial. Esta inteligencia que a todas luces es resultado de procesos mentales sobresalientes o deficientes, es vista como un regalo de la naturaleza para ciertas personas al azar que no obstante la distinción, no garantizan resultados de vida destacables, ni siquiera encomiables, por el contrario, más de dos asesinos en serie han obtenido resultados altos en su nivel de coeficiente intelectual. Así las cosas, quiero hacer un análisis de este fenómeno a la luz de los nuevos descubrimientos sobre la conciencia y dilucidar así, como podríamos entender estos resultados bajo el reflector de una conciencia no local. Veamos.
Hasta el día de hoy se cree que la consciencia y la inteligencia son productos directos de la interconexión e interacción de las neuronas en nuestros cerebros. Desde el punto de vista de la filosofía materialista, nuestra mente es la creadora de toda realidad y de la consciencia que sería por lo tanto local e intrínseca a la materia que nos constituye como seres humanos. Sin embargo, hay evidencias que apuntan a que esto podría no ser totalmente cierto y que la conciencia podría ser de orden no local.
Muchos artistas han confesado que algunas de sus obras han estado inspiradas por algo externo, algo inexplicable que los conduce a producir repentinamente, pero que no obedece a un pensamiento madurado o largamente desarrollado. Y no solamente eso, en el ámbito científico muchos descubrimientos y desarrollos teóricos han aparecido casi instantáneamente en distintas partes del planeta, aunque sus desarrolladores no tenían ningún tipo de contacto entre ellos. Casi como si la misma idea apareciera al mismo tiempo, para las personas involucradas en dicho descubrimiento.
Por otro lado, hay evidencia de que malformaciones de nacimiento o accidentes graves han provocado la perdida de gran parte de masa encefálica, y sin embargo, los pacientes en dicha condición, no han sufrido merma en sus capacidades intelectuales, algo remarcable en la medida que esta masa encefálica es quien define lo que se entiende por realidad. En efecto, el caso del "cerebro ausente" o "cerebro reducido" es un claro ejemplo. Aunque el nombre del paciente no fue divulgado públicamente por razones de confidencialidad médica, el caso fue reportado por el neurólogo Lionel Feuillet y sus colegas en 2007 en la revista médica The Lancet.
El paciente era un funcionario público francés de 44 años. Este se presentó en el hospital por una leve debilidad en la pierna. Cuando le hicieron un escáner cerebral (tomografía y resonancia magnética), los médicos descubrieron que más del 90% de su masa encefálica estaba ausente, y el cráneo estaba en gran parte lleno de líquido cefalorraquídeo. Padecía una condición llamada hidrocefalia, presente desde la infancia, pero nunca fue tratada de manera agresiva porque sus síntomas no fueron graves. A pesar de la extrema reducción de tejido cerebral, el hombre tenía una vida normal, estaba casado, tenía hijos y un coeficiente intelectual estimado en 75, lo cual es bajo promedio pero no incompatible con una vida funcional. Si la materia, hace a la mente y esta a la conciencia, al afectarse seriamente la primera, las otras deberían sufrir alteraciones parciales o totales que desconecten de la realidad al paciente en cuestión y aunque en la mayoría de casos así sucede, hay evidencia de que gente que no siempre, como en este caso.
En los años noventa el premio Nobel de física Roger Penrose y el médico anestesiólogo Stuart Hammerof desarrollaron la teoría llamada "reducción objetiva orquestada" con la que intentaron explicar que la conciencia es resultado de procesos cuánticos que se dan al interior de los microtúbulos de las neuronas, dichos procesos permitirían colapsar la función de onda en un momento preciso del espacio-tiempo a escala de Planck y despertarían la conciencia a la realidad. Aunque esta teoría ha sido duramente criticada, tampoco ha sido desmentida, y podría ser el vínculo que conecte al Àvatar, nosotros, con la Simulación o lo que entendemos como realidad. Desde este punto de vista, la conciencia sería el fenómeno que pone a estos dos elementos en conexión. De ser así, la conciencia tendría que ser no local, es decir que no estaría localizada en el cerebro, sino en algún lugar de la Simulación. Nuestros cerebros funcionarían entonces como una especie de receptores capaces de sintonizar, mediante procesos cuánticos al interior de los microtúbulos de las neuronas, la frecuencia exacta en la que vibraría nuestra conciencia en la Simulación. Esta permitiría un infinito numero de frecuencias dentro de un intervalo preciso y diseñado para cada tipo de entidad vibracional dentro de ella. Este espectro estaría dividido al menos en dos tipos de estados, el que permitiría la existencia de entidades físicas y materiales; y el que sería exclusivo para entidades puramente energéticas y vibracionales. Las primeras se moverían en frecuencias cuyos átomos soportarían bajas dosis de energía que los mantuvieran estables; mientras que las segundas no permitirían bajo ninguna circunstancia la formación de materia. Estos estados vibracionales de alta energía, contrarios a los de baja energía, permitirían entidades altamente complejas en realidades robustas de información y detalles inimaginables para entidades de menos energía como los seres humanos. Todas las entidades energéticamente similares podrían tener interconexión entre ellas dentro del segmento vibracional para el que están naturalmente diseñadas, sin embargo entidades de orden superior, es decir vibracionalmente más intensas, no podrían entrar en contacto con entidades de orden vibracional menor, ya que su alta energía dañaría el espacio temporal de entidades con vibración inferior, no obstante, al igual que hoy podemos modificar temporalmente la intensidad de un campo magnético, cambiando su frecuencia, estas entidades podrían saltar estas berreras magnéticas y presentarse esporádicamente y por breves espacios de tiempo en nuestra dimensión.
Retomando, si el pensamiento fuera producto de un proceso no local, la inteligencia humana ya no podría medirse de manera tradicional, y ahora habría que definirla en función de nuestra capacidad para tener acceso a una serie de saberes "de acceso público" fuera de nuestros cerebros. La genialidad en términos de esta nueva definición de inteligencia o IQ, sería la capacidad de la mente para acceder a determinadas frecuencias de un espectro delimitado. Esta capacidad dependería, por supuesto, del entrenamiento y la frecuencia con que se estimulen dichas redes neurales capaces de sintonizar con el espectro deseado. Sin embargo, por mucho entrenamiento que mejore la percepción, habría individuos que de manera natural poseerían una prodigiosa red capaz de tener acceso a estos saberes, sin necesidad de un entrenamiento constante.
Así las cosas, el IQ sería una parámetro que mide la percepción, así como un examen en el optometrista mide nuestra capacidad visual. La inteligencia sería otro sentido, y así como hay gente que ve como un lince o por el contrario necesita lentes desde la cuna; hay quien parece tener una intuición y una capacidad de asociación que le permiten deducir conceptos super originales o entender problemas irresolvibles. Reconozco que puede sonar muy simplista esta definición pero, muchos artistas explican que la creación es un proceso introspectivo que parece venir de una inspiración inexplicable, una idea dictada desde el exterior. De ser así, habría también que diferenciar el tipo de información para la que somos mas aptos de "sintonizar"; la lógico espacio-temporal, la musical, la quinestésica espacio-temporal, la comunicativa-social, la meta conceptual, la semiótica, la espirituconceptual, y la artística espacio-temporal. Cuidado, primero, tener el vínculo no significa un desarrollo completo de esa capacidad, este marca una tendencia, pero el acceso neuronal, debe ser ejercitado con frecuencia; segundo, se pueden tener varias inteligencias a la vez y desarrollar varias o ninguna; tercero, una red neuronal deficiente podría por un lado, no limitar la cantidad de información a la que se accede y esta falta de dosificación llevaría a trastornos de la personalidad y desempeño en la realidad; y por otro ser impermeable a toda información disponible en la simulación con consecuencias desastrosas en la realidad del individuo en cuestión; y cuarto, de manera inconsciente habría saberes predeterminados a cada entidad en función de las memorias de vidas pasadas que haya tenido.
Por esto las prueba de inteligencia, nunca miden lo que sabes, sino tu capacidad para aprender conceptos y procesos, miden que tan bien puedes encontrar y procesar las respuestas adecuadas en el infinito abismo del saber que es la simulación.
Este concepto explica también porque una idea puede ser desarrollada al mismo tiempo por varias personas en distintos lugares del planeta, la información no es exclusiva y cualquier entidad con la red neuronal adecuada puede tener acceso a ella.
Abreviando, un genio sería el resultado de una red neuronal sana, muy especializada y entrenada para decodificar información; a saber que la genialidad no garantiza si esos saberes son usados para el bien común o su destrucción.
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