La Maldad

Hoy la maldad está devaluada, ya todo es malo; que si hablas de cierta manera, que si te vistes de otra, hasta una orientación sexual puede ser motivo de indignación. Yo creo que es hora de delimitar las fronteras de lo que realmente es maldad porque sino tenemos esto claro ¿Cómo podremos entonces entender lo que es bondad?

Así que yo me pregunto ¿La maldad es innata? ¿Se nace malo? Pienso que de alguna manera sí; pero por simple instinto. Un bebé es absoluto EGO, es necesidad y sufrimiento, no hay conciencia del otro, no hay limites entre el YO y el UNIVERSO. Por eso entiendo que más que maldad se debería hablar de inocencia y no de bondad. Un bebé no puede ser malo en la medida que tampoco puede ser bueno, no tiene intención porque tampoco tiene libre albedrio, su conciencia no le permite discernir, solo reaccionar. Conforme el contacto social y la educación en valores se hace presente, el bebé termina por entender que el UNIVERSO no es solo él y que no es el único que sufre y quiere, que hay otros igualmente prioritarios. Es un proceso largo pero logra convertirlo en una persona empática y preparada para integrarse a la sociedad. Bueno, ......... cuando el proceso es bien llevado.

Por lo mismo no podemos hablar de maldad si no hay intención o voluntad de causar sufrimiento. La maldad pasa por el filtro del libre albedrio, lo que significa que toda acción que se realiza inconscientemente o involuntariamente no puede ser señalada de maldad. Así las cosas, ninguna acción considerada negativa proveniente de alguien cuyo desarrollo mental no ha madurado puede considerarse como maldad. Ni un menor o enfermo mental que viva al margen de la realidad, pueden ser responsable por hechos catalogados como maldad.

Por el contrario la maldad como hecho consiente, es decir deseado, tendría distintos niveles en función del contexto en que el daño y por ende el sufrimiento se da . De menor a mayor maldad, yo las enumero así:

La maldad necesaria sería aquel sufrimiento que se infringe al imponer por vía legal una pena por atentar contra la sociedad; de una sanción económica, o la perdida de la libertad; hasta la pena de muerte, se busca infringir algún tipo de sufrimiento como escarmiento para que actos así no se vuelvan a repetir. Aquí también incluiría la maldad infringida en defensa propia, ya sea por ataque directo o por coacción, en la medida en que aunque se es consiente del sufrimiento ajeno, del atacante o de un tercero; esta obedece a una reacción provocada por el agresor. Aunque hay voluntad por dañar, no hay gratificación por el sufrimiento ocasionado.

La maldad como medio, en este caso es una herramienta que coacciona, atemoriza o castiga si las condiciones impuestas por el agresor no son cumplidas, el victimario no tiene como finalidad directa hacer sufrir al victimado en tanto él obtenga lo que desea, aunque este hecho afecte su bienestar personal o familiar. Los asaltantes, los estafadores, los políticos o empresarios corruptos y los secuestradores son ejemplos de entidades que en la búsqueda de su satisfacción personal y material son capaces de infringir pena y dolor en los demás. En este caso no solo hay voluntad de dañar, sino que de este daño se busca una gratificación en recompensa.

La maldad como objetivo, es la peor de todas sin duda alguna, porque en este caso la voluntad de dañar obtiene como recompensa el sufrimiento del otro en sí mismo; la venganza por ejemplo, más que un escarmiento busca la satisfacción personal en el sufrimiento del que se considera que nos daño. En esta categoría caerían asesinos seriales, logias espiritualmente pervertidas, y seres que aunque tengan forma humana, no tienen humanidad, ni alma, son entidades que parecieran buscar las emociones más negativas que puedan ser producidas, ¿Cómo para qué? No tengo idea, moneda de cambio, ofrenda , satisfacción de deseos mórbidos, pudieran ser respuestas a una circunstancia inexplicable para la mayoría de las personas que afortunadamente encuentran en el bien del otro, su bienestar.

Creo que la maldad es algo que trasciende en el otro y en la medida que no dañe, no tendría porque ser señalada con este termino. La verdadera maldad no podrá ser eliminada en el UNIVERSO en le medida en que el Ego gobierne los deseos de las personas, en tanto no entendamos que más allá del daño realizado cualquiera que este sea, es tarde o temprano, un daño infringido a nosotros mismos, el tan citado karma que no es por supuesto una venganza del destino, nos empatiza con el dolor del otro como si fuera propio. Si entendiéramos esto nos decantaríamos más por el Darma o la empatía reciproca de las conductas éticas hacia los demás que tarde o temprano también recibiremos. Somos espejos y lo que hagamos nos regresará energética o emocionalmente un día.

No puedo terminar sin mencionar que si la maldad se mide en términos del sufrimiento ajeno, el nivel de conciencia del agredido también tiene algo que decir en el asunto. Y es que no es lo mismo violentar a un ser humano, que a un insecto, a una planta o a un pedazo de madera. A pesar de que la Ciencia de hoy, materialista y reduccionista por excelencia, apenas da cabida a la existencia de la conciencia humana, existen teorías filosóficas para las cuales la conciencia no es producto sino productora, teorías como el pansiquismo defienden que toda materia tiene un nivel básico de conciencia, en tanto que es energía y la energía es vibración e información, la conciencia estaría en todo. Esto que sería en sí mismo tema para otro video, apunta a que la conciencia en términos de información, siempre está presente en la realidad y que en función del estado vibracional de la entidad, esta puede tener mayor o menor interacción con lo que sucede en su entorno. Por lo tanto, patear una piedra, difiere de patear una planta o a un ser humano, no solo en la intención del que quiere proyectar gratuitamente su frustración, sino de la conciencia que es afectada, porque hasta una hoja de sauce puede ser susceptible a la maldad.